22 abr 2010

¿¡Vivo en un circo!?

Flickr/Zeissbickham/CC
¿¡Vivo en un circo!?, esa es la pregunta que me hago en estos últimos días. Tristeza y decepción siento cada vez que enciendo el televisor para ver las "noticias". Todos quisieramos que la indiscutible disputa por el poder, entre "los partidos políticos" de Nicaragua, terminara de una vez por todas.

Internacionalmente ya estamos mal, como país, y cada vez que a nuestros gobernantes se les ocurre mandar sus tropas a las calles.... quedamos peor! Creo que en vez de soñar con una Nicaragua económicamente estable, primero deberíamos de soñar con una Nicaragua políticamente estable!

¿¡Vivo en un circo!?

¿¡Vivo en un circo!? esa es la pregunta

21 abr 2010

Vivo en un circo!?

Profunda tristeza siento cuando veo las noticas de mi país.

11 abr 2010

"Las cosas pasan por una razón"





"Las cosas pasan por una razón", típica frase que todos dicen para no hacerte sentir peor. Por mucho tiempo creí que eso era verdad, últimamente he descubierto que uno es el responsable de sus propias experiencias, sean buenas o malas. Las cosas pasan no por una razón, si no porque las personas quieren que pasen. Al alcanzar cierta edad, donde tenemos la suficiente "madurez" para hacernos responsables de nuestros propios actos, tenemos conciencia de lo que es bueno para nosotros y de lo que nos hace mal.

Según los sabios de nuestra época, todo lo que nos pasa en la vida nos deja una enseñanza. Creo que esa enseñanza se delimita a no volver a hacer, o a caer por así decirlo, en lo mismo. Como siempre nos gusta equivocarnos una y otra vez, pero por qué?. La repuesta es simple, porque para eso estamos programados.

Sí, así es. Aunque no entiendan esto o lo nieguen, las personas estamos programadas para equivocarnos una y otra vez. Creemos que es parte de la vida, pero no porque en nosotros está el cambiar esto. Puede sonar muy existencial lo que les estoy tratando de transmitir, no es así, solo tómense un momento, analicen sus vidas y entenderán lo que he escrito.

La niña de la risa loca, despierta del país de las maravillas





El mundo evoluciona, así como los ideales que la sociedad impone día a día. Los más sabios nos enseñan la historia de nuestros ancestros, y las luchas que pasaron para que hoy en día fuéramos una sociedad o un pueblo “libre”, una utopía que nos encierra en el país de las maravillas, pero llega el día en que esa historia se vuelve ilusión. Esto es lo que le paso a Tanya.

Tanya, es una joven mujer de tez blanca, estatura media, y con una obsesión rara con su nariz. Siempre alegre y optimista, cosa que le han traído buenos ratos y malos también. Lo que más caracteriza a Tanya, es su escandalosa risa, que hace temblar el tímpano del que está a su lado, como un terremoto.

Desde pequeña le ha gustado la historia y siempre ha tenido la interrogante de cómo hubieran sido las cosas hoy en día si no… (Puntos suspensivos significan la historia del mundo), en donde estaríamos hoy, o como seria nuestras vidas.
Como todos los días la niña de la risa loca, se levanta para ir a clases la universidad.

Se baña cuidando cada espacio de su cuerpo; indecisa en que ropa ponerse, pero al final busca lo cómodo; se lava los dientes cuidadosamente como si el conejo de la pasta dental la vigilara para que no fallara en el intento de tener una dentadura perfecta; suelta su pelo y lo peina rápido, cosa extraña ya que es el único espacio de su cuerpo que no se esmera en cuidar; se perfuma y sale de su casa rumbo a sus clases.

Llega a la estación de buses, en donde observa a los demás como si no fueran parte de su mundo. Paciente espera la ruta 114 para sumergirse en el largo viaje camino a otro planeta. Al fin llega el bus, se monta y se pone en automático, para que nadie la moleste.

Se baja del bus, camina apresurada como si la estuvieran persiguiendo. Llega al planeta UCA, en donde se pueden encontrar diferentes tribus con sus propios idiomas, vestimenta y comidas. Tanya pertenece a la tribu de los comunicadores sociales, dominados por seres superiores de Humanidades y Comunicación, a los cuales, Tanya, los veía como seres perfectos sin defecto alguno. Se podría decir que son los más sociables y hasta normales que hay, pero ese mismo día, mas tarde el destino se encargaría de que ese sueño en el que Tanya vivía se volviera ilusión.

Todo iba bien para ella. Las clases pasaron rápido y había pasado un final de día muy placentero al lado de sus amigos y de apegados. La pesadilla comenzó al despedirse de la gente para dirigirse a la estación de buses e irse a su casa.
Estando parada esperando el bus, y poniéndose en stand by, fue interrumpida por otra joven mujer a la que reconoció de inmediato, ya que pertenicia al mundo mágico en el que Tanya se movía.

- Hola, te puedo hacer unas preguntas?, pregunta la mujer joven, de anteojos negros y de cabello rizado.
- Sí, claro, dice Tanya.

La mujer joven de anteojos negros, y cabello rizado, comenzó a preguntarle sobre un tema que para Tanya parecía disco rayado. Estaba cansada de que la juventud de sus tiempos, hablara siempre de los mismos temas, cuando habían otras cosas más interesantes. Muy educada Tanya le contesta cada pregunta, mientras la otra joven se va transformando en un camaleón, cambiándole respuestas por respuestas, la expresión facial.

Como todo un “dios”, la joven de anteojos le dice a Tanya que como no compartía sus ideales no era apta para unirse a la comunidad de ella, ni era apta para andarse exhibiendo su cultura. En ese momento T, experimento una mezcla de sentimientos y emociones que nunca había sentido. Una combinación de rabia, decepción y tristeza. Todo era nuevo para ella.

Aquella mujer joven de anteojos, a la que respetaba y de cierta forma admiraba, le había quitado la venda de los ojos, la había despertado del sueño del país de las maravillas, en el que se había sumergido por miedo a encontrar respuestas a sus interrogantes sobre la historia de su vida, de la de sus ancestros, por la historia del mundo.

Se había dado cuenta que nada había cambiado, que todo era una farsa, que la lucha de sus antepasados había sido en vano, y sentía profunda tristeza y pena por los muertos que creían haber dejado un mundo mejor con seres inteligentes y libres de pensamiento y de espíritu. Pero no. No era así.

Desde ese día su vida cambio, sus viajes en bus ya no son los mismos. Ya no mira a los demás seres igual. Ya no piensa igual. Tanya no es la misma. Es triste, pero es verdad, como la sociedad dice que su vida está acabada.